Por Carmen Khalil

Dos equipos malagueños se enfrentaban este sábado en el cesped artificial de La Academia, bajo un sol de justicia,y sin una sombra que protegiese a las aficiones de un calor que ya va tomando gradiente en esta primavera sureña. El Málaga c, segundo en la tabla, se jugaba sus aspiraciones a playoff mientras Malaka, en el puesto once de la tabla y con 37 puntos, ya no traía aspiraciones ni preocupaciones por mantener la categoría dada la distancia con los puestos de descenso.

La primera parte fue un monólogo de los malaguistas, que no dejaban salir de su área a los verdinegros, que contuvieron la presión a base de faltas constantes y ejercicio de fuerza, dejando claro que lo de ellos es un fútbol de contacto mucho más duro y menos técnico que el de los de Martiricos.
En el minuto 30 de la primera parte, el Málaga C conseguía traspasar la portería de Malaka con un gol de Alvaro Tejero mientras la grada le cantaba : "que bonitos, que bonitos, son los goles de Alvarito". Tras el gol, el partido se fue endureciendo con gran cantidad de faltas que culminaron, a términos del primer tiempo, con el portero blanquiazul, Rodrigo Díaz, tumbado en el verde y sin posibilidad de continuar en juego.
Tras el incidente vino el descanso y la incorporación de Francisco Molina (Paco) sustituyendo al lesionado Rodri. Los primeros minutos fueron de Malaka, que se aprovechó de los minutos que el suplente necesitó para meterse en el partido, teniendo dos clarísimas oportunidades de gol, que la defensa blaquiazul neutralizó in extremis.
Tras el primer cuarto de la segunda parte, los malaguistas volvieron a encontrar su sitio y a desplegar técnica y disciplina de juego que culminó con un segundo gol de Álvaro en el minuto 72, con la consiguiente emoción de la grada. Poco más hubo que destacar, hasta el 89, minuto en el que Andrés Ortega firmaba el tercero del Málaga C y sentenciaba un partido en el que la desigualdad técnica era más que notoria.
Lo nota mala del partido la puso el arbitraje, muy por debajo del nivel que se merecía este encuentro y que rozó lo surrealista cuando el línea, cuyos fallos a lo largo del encuentro enfadaron a las dos aficiones, hizo que Manuel Santiago, delegado de campo, hablase con las aficiones por supuestas amenazas de muerte, algo absolutamente desproporcionado y máxime en un partido en el que se escucharon rifirrafes en la grada, pero que concluyó con respeto absoluto entre ambas hinchadas.
Lo mejor del partido ha sido sin duda la constancia del talento que pulula por los campos de la provincia y que promete un futuro de grandes profesionales a los que esperamos ver crecer en terreno local. Destacamos hoy, y por supuesto en base a opinión particular de quien escribe, al 7 de los blanquiazules, Fer Oliveira, que con un juego quizá menos llamativo que el de compañeros como Moi, Santana o Álvaro, ha firmado el partido más completo en cuanto a posiciones, punta de velocidad, orden de juego y serenidad, aportando al equipo una estabilidad en su banda, que ha resultado muy provechosa para el resultado final.
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